viernes, 3 de agosto de 2012
Serán mariposas?
Quizás sea él, quizás la espera haya servido de algo ¿no? Pues ya era hora. Estoy cansada de estar sentada esperando, meciéndome en mis dudas y resoplando sin dejar de mirar por la ventana.
Ha pasado ya más tiempo del que esperaba, he visto florecer & marchitar las flores, he visto a la lluvia dar paso al sol, he cambiado mis abrigos por vestidos, he dejado de taparme con las mantas de la cama & de ponerme bufandas.
Han pasado cuatro meses, dos estaciones & comienzo a sentirlo de nuevo, aunque aún no estoy segura de ello.
¿Son mariposas?
Todavía tengo que averiguarlo, retar a mi corazón & esperar a que me dé la respuesta adecuada. No quiero hacerme ilusiones, hace poco hice castillos en el aire que yo misma destrocé a patadas cuando me demostré que no sentía nada, nada más que el vacío que él dejó.
Ahora creo que ese vacío se está llenando, que las cicatrices aunque se vean son leves & vuelvo a sentirme viva, de nuevo. Te echaba de menos, nunca pensé que podría ser posible, pero echaba de menos esa sensación.
Hacía meses que no deseaba que llegara el día siguiente por alguna persona, ahora me está ocurriendo. Creo que es de verdad, que esta vez no es un castillo que destrozaré mañana.
¿Será él? ¿Se llevará él lo que queda y traerá nuevas sensaciones? No estoy segura pero quiero averiguarlo... Me muero por averiguarlo.
Nunca sabremos lo que hemos vivido
Quizás nunca llegaremos a entender lo que hemos vivido... o quizás nos falte tiempo.
¿Por qué las horas pasan tan rápido cuando somos felices y tan lento cuando no lo somos?
¿Por qué nuestras decisiones no sólo están condicionadas por nosotros sino también por quién nos rodea?
¿Por qué los sentimientos superan la fuerza de la razón?
Cada día que pasa el tiempo se me escapa más de las manos, cuanto más feliz soy menos dura esa sensación, cuanto más quiero vivir menos vivo.
No lo entiendo, por qué la vida funciona así, por qué hay tantas preguntas sin responder, por qué no hay nadie que pueda darnos esas respuestas. ¿Qué hay después de la vida? ¿Acaso hay algo? ¿De dónde venimos? ¿Acaso venimos de algún momento concreto de la creación?
Pues como todos no tengo ni la más remota idea. Pero son preguntas que me planteo cada día.
Aclarando no creo en que haya algo después de la vida ni que vengamos de un punto concreto de la creación universal. Qué triste, ¿verdad? Lo sé. No creer en ese tipo de cosas te quita la fe, la ilusión. Y, ¿sabes qué crea? Temor.
Sin embargo, no me atemoriza el final de la vida, sino el transcurso de ella. Me atemoriza que se me pase el tren, no tomar las decisiones correctas, vivir a la merced del destino y depender del tiempo, del reloj de mi pared, de mi móvil, de mi muñeca... del calendario, de la agenda...
Y aún no he comprendido muchas de mis decisiones, dónde me llevaron y con quién. Sigo sin saber por qué he vivido cosas horribles y felices. Por qué la balanza se tambalea cada dos por tres o por qué mi vida cambia de un segundo a otro.
Quizás nunca llegaremos a entender lo que hemos vivido... o quizás nos falte tiempo.
Me decanto por lo primero, por mucho tiempo que tenga jamás llegaré a entender millones de cosas...
y, ¿no es eso lo que hace a la vida especial en sí?
¿Por qué las horas pasan tan rápido cuando somos felices y tan lento cuando no lo somos?
¿Por qué nuestras decisiones no sólo están condicionadas por nosotros sino también por quién nos rodea?
¿Por qué los sentimientos superan la fuerza de la razón?
Cada día que pasa el tiempo se me escapa más de las manos, cuanto más feliz soy menos dura esa sensación, cuanto más quiero vivir menos vivo.
No lo entiendo, por qué la vida funciona así, por qué hay tantas preguntas sin responder, por qué no hay nadie que pueda darnos esas respuestas. ¿Qué hay después de la vida? ¿Acaso hay algo? ¿De dónde venimos? ¿Acaso venimos de algún momento concreto de la creación?
Pues como todos no tengo ni la más remota idea. Pero son preguntas que me planteo cada día.
Aclarando no creo en que haya algo después de la vida ni que vengamos de un punto concreto de la creación universal. Qué triste, ¿verdad? Lo sé. No creer en ese tipo de cosas te quita la fe, la ilusión. Y, ¿sabes qué crea? Temor.
Sin embargo, no me atemoriza el final de la vida, sino el transcurso de ella. Me atemoriza que se me pase el tren, no tomar las decisiones correctas, vivir a la merced del destino y depender del tiempo, del reloj de mi pared, de mi móvil, de mi muñeca... del calendario, de la agenda...
Y aún no he comprendido muchas de mis decisiones, dónde me llevaron y con quién. Sigo sin saber por qué he vivido cosas horribles y felices. Por qué la balanza se tambalea cada dos por tres o por qué mi vida cambia de un segundo a otro.
Quizás nunca llegaremos a entender lo que hemos vivido... o quizás nos falte tiempo.
Me decanto por lo primero, por mucho tiempo que tenga jamás llegaré a entender millones de cosas...
y, ¿no es eso lo que hace a la vida especial en sí?
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)